sábado, 14 de marzo de 2009

Para que no haya errores

Sin duda, dejar el manuscrito limpio de errores no es tarea fácil, y es una más de las tareas en las que participa y coordina el editor. El trabajo de preparar el manuscrito para el tipógrafo es la corrección.

El trabajo que desarrolla el corrector, que en la actualidad son capturistas, y que en ocasiones puede ser el mismo editor, es el de ayudar al autor a presentar sus ideas de forma clara y eficaz.

Lo ideal seria que el autor presentara su manuscrito listo para que el editor se lo pase al tipógrafo, sin embargo, esto nunca sucede y es necesaria una revisión exhaustiva del manuscrito para que la labor del tipógrafo sea más fácil y no tenga que detenerse a ver qué es lo que está tipografiando.

El corrector debe encargarse de que el manuscrito sea legible, y tenga unidad en cuanto a la ortografía, la puntuación y el mismo estilo, y también de anotar bien claras las instrucciones dirigidas al tipógrafo. Así mismo, debe dejar precisa la ortografía, la puntuación, y las abreviaturas.

Otro problema al que se enfrenta un corrector es la transliteración de los signos de un idioma a otros. Debe cuidar muy bien este aspecto pues con frecuencia las traducciones hacen que el texto pierda su esencia.

Otro reto que se presenta para el corrector es mejorar la gramática sin alterar o modificar el estilo del autor, siempre debe indicarle al autor donde no está dejando claras sus ideas, para lo cual el corrector debe ganarse la confianza del autor para que le permita hacer observaciones sin que las tome a mal.

Un punto en especial, me parece una gran labor y es el que se refiere a la veracidad de la información y los datos, ya que si algo no le parece verídico al corrector, éste debe darse a la tarea de verificarlos porque, desde luego, un manuscrito que no es preciso en cuanto a su información no puede publicarse. Igualmente, debe fijarse en aquellos detalles que no estén sujetos o se le hayan escapado al autor y al editor referentes a las leyes o a derechos de autor.

El corrector mantiene relación tanto con el autor, como con el diseñador, dibujante, tipógrafo y demás personajes involucrados en la producción del libro.

Algunas de las herramientas de las que se vale el corrector para hacer su trabajo son los diccionarios, las enciclopedias, los libros de estilo sobre el tema que aborda el manuscrito que corrige, etc.

Hay algunas editoriales que tienen un corrector de estilo pero por lo general éstos trabajan de manera independiente y son externos a las editoriales, trabajan para ellas cobrando un precio preestablecido.

Existen dos pruebas, las galeradas, son parte de la lectura que se hace del texto antes de la formación de paginas, y después siguen las pruebas compaginadas, una vez que se hicieron las correcciones y se formaron las paginas, pero en ocasiones es necesario hacer más pruebas, por la irresponsabilidad de autores y correctores, además esto se traduce en mayores gastos tipográficos.

Si se desea agregar palabras o quitarlas, el tipógrafo debe hacer su trabajo de nuevo, por eso, en algunos países se le cobra al autor por añadir palabras o ideas, estos cambios se conocen como alteraciones del autor.

En suma, es muy importante la labor que desempeña el corrector, en primera porque sobre él radica la responsabilidad de que el manuscrito quede en condiciones de publicarse, en segunda porque es realmente una labor exhaustiva, va más allá de corregir la puntuación y ortografía, y en tercera porque incluso su relación íntima que llega a entablar con el autor puede impactar en el proceso de producción del libro de manera favorable o negativa.

1 comentario:

  1. “La imagen es la materia prima de la vida y de los sueños”
    Jorge Luis Borges

    ^^ arriba los de produc!!!!!!!!!!!! wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

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