sábado, 28 de febrero de 2009


XXX Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería: entre literatura que pasará y la que se queda


En su XXX edición, la Feria Internacional del Libro, cuenta con la participación de grandes editoriales y distribuidoras, las cuales siempre ocupan los espacios principales, sin embargo, vale la pena echar un ojo a las pequeñas editoriales independientes que si bien no manejan autores o títulos comerciales, ofrecen literatura clásica y con fines educativos.

Samuel Cortés, representante de ventas de grupo editorial Santillana, conformada por editoriales como Alfaguara, Aguilar y Taurus, entre otros, señala que cuenta con dos grupos de lectores: los guiados por la publicidad y a los que les gusta la buena literatura.

Para explicar esto mejor, Cortés toma como ejemplo dos publicaciones: La Huésped de Stephenie Meyer y El viaje del elefante de José Saramago.

“De este libro (La Huésped) venderé en la Feria, 1500 ejemplares, y de este otro (El viaje del elefante) tan sólo 300, sin embargo, éste (La Huésped) pasará rápido, en cambio éste (El viaje del elefante), esta literatura se va a seguir leyendo” subraya Cortés.

“Es un ciclo, al vender a cuates como este (tomando un libro de Mariano Osorio) las ganancias me permitirán editar buena literatura y a la vez, si vendo buena literatura, eso me permitirá vender literatura comercial como esta (señala el libro del comunicador)” agrega.

El libro de Mariano Osorio supera los 150 pesos, pero al preguntarle al trabajador de Santillana cuánto cuesta elaborar un libro como ese, éste responde que menos de 30 pesos, pero es necesario pagar derechos de autor, ilustradores, almacenaje, etc.

Entre los libros más vendidos de Santillana se encuentran los editados por la editorial Alfaguara, que pese a sus altos precios, tiene un público mayor, que puede pagarlos.

Al respecto, Cortés señala que, los mismos libros que edita para Alfaguara, también los produce para otra editorial parte de Santillana: Punto de lectura, pero con precios más accesibles, por lo tanto son adquiridos principalmente por jóvenes y estudiantes.

Por su parte, Colofón es igual de grande que Santillana pero la primera se dedica a la distribución, siendo la más grande de España.

Hay otras editoriales y distribuidoras independientes, precisamente porque no pertenecen a ninguna trasnacional, entre estas se encuentra ERA, la cual ha apostado más por editar autores iberoamericanos y poesía, por su parte Sexto Piso, otra editorial independiente tiende a publicar todo tipo de obras y autores.

En la feria, podemos ubicar a las grandes editoriales y también a las más comerciales como es el caso de Selector, en los mejores espacios, en las entradas, donde son visibles para todo público.

Entre los libros que distribuye Selector pueden encontrarse recetarios de cocina, cuentos para niños, libros de superación personal y hasta publicaciones del comediante Jorge Falcón y sobre la Santa muerte. Es fácil concluir que el público de Selector no es el más exigente.

No obstante, a lo largo y ancho del Palacio de Minería, están ubicados stands de las más variadas editoriales, donde se pueden adquirir un sinnúmero de obras, sin embargo, es reconfortante ver que en la mayoría de estos stands, la buena literatura se sigue vendiendo, ya que en todos aquellos mencionados aquí, como es el caso de Santillana, ERA, Sexto Piso y la distribuidora Colofón se pueden apreciar las obras de Saramago, Octavio Paz, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Jaime Sabines, entre otros.

domingo, 22 de febrero de 2009

Los que intervienen en la industria editorial



Alguna época de mi niñez quise ser escritora (cuando uno quiere ser, literalmente, de todo) por fortuna ahora sé que quiero ser periodista, profesión que sin duda, no está desvinculada de la industria editorial.
De cualquier forma, si hubiera decidido ser escritora de novelas o de cuentos, o si sigo por el buen camino y en algún momento pretendo publicar un reportaje, ahora conozco el proceso a seguir.

En Guía para la publicación de libros, Datus C. Smith Jr. destaca la labor de cuatro personajes (que en ocaciones puede ser una sola persona) dentro del proceso de publicación de un libro, éstos son el autor, el impresor, el vendedor y el editor. Pero antes de adentrarnos en esto es importante retomar un tema que el mismo autor señala: la importancia de la industria editorial en un país.

Si el gobierno de un país toma conciencia de lo importante que los libros resultan en el proceso de formación y educación de la sociedad, lo más lógico sería que impulse la industria editorial nacional. No como en caso de México y Latinoamérica, que como ya revisamos con Monsiváis, éstos países han dejado de lado las medidas proteccionistas en este rubro.

Pero además de fomentar la lectura, sería importante consolidar una industria nacional porque no basta con que se tenga acceso a publicaciones extranjeras, es necesario tener una industria propia para alentar a talentos nacionales, para propagar la cultura y la historia e incluso también un sentimiento patriótico.

De hecho, el autor plantea algo que me parece muy interesante: la creación de una industria editorial regional entre naciones del mismo idioma y pone el ejemplo de la UNESCO que creó un proyecto para la publicación de textos escolares en francés que se distribuirían Camerún, Gabón, Zaire, Chad y la República Centroafricana.

Ahora pasemos a lo que ocurre cuando un libro se va a publicar.

Publicar un libro, es un trabajo en equipo; si bien el autor siempre se lleva todo el crédito, debemos reconocer el arduo trabajo que hacen el editor, el impresor y quien se encarga de comercializar el libro, de venderlo.

El autor es el inventor, es quien elabora el manuscrito y al decidir copartir su trabajo es justo que reciba una ganancia por ello. Precisamente por esta razón existen leyes como Copyright, que protegen la labor del creador, ya que la piratería comercializa con su obra sin pagarle al autor.

Pero antes de que se intente piratear el libro, antes de todo,el autor firma un contrato con el editor, quien se encarga de coordinar los pasos siguientes que son llevar a publicar el libro y posteriormente venderlo.

El impresor recibe el manuscrito de manos del editor, lo único que le compete, por lo regular, es fabricar el libro, él no depende de las ventas de la obra, como es el caso del autor y el editor, el sólo se encarga de imprimir el libro, por supuesto, es el editor quien se encarga de pagarle por su labor.

Ahora, el vendedor recibe los libros por manos del editor, los compra más baratos que el precio en que los lectores comprarán el libro de la tienda.

Como ya hemos visto, es el editor quien organiza toda esta empresa, mantiene pláticas con el autor sobre la obra, sobre el mercado al que el libro será dirigido, sobre las fechas en que saldrá a la venta, y es el contacto del autor con los otros dos perosnajes: impresor y vendedor.

También se encarga de aportar el capital necesario, contrata los servicios de traductores, dibujantes y especialistas, de supervisar la impresión, de promocionar y conseguir los mercados potenciales, en fin, juega un papel central en el proceso.

Hay que tener muy en cuenta, que a pesar de lo sintetizado de este proceso, no es tan simple como parece. Para empezar, no cualquiera puede hacer un libro ¡y ya! llevárselo a un editor, que éste se encargue de todo y sentarse a esperar por las ganacias. Es muy complicado conseguir un editor si no eres un escritor reconocido o con influencias, y, en el caso del editor, me imagino que si tampoco es un editor reconocido, no le será facil conseguir el financiamiento.

Despúes, el proceso de impresión no es tan fácil como parece, ya que pueden haber muchos contratiempos, como los miles de errores en el manuscrito que de nuevo echarán abajo la impresión. Luego, conseguir los mercados potenciales no parece cosa simple, y ahora sí, por último: ¿quiénes leerán el libro?

El autor y editor, esperarán que muchos lean el libro, pero ¡claro! muchos, es un decir, porque para que la industria editorial crezca se necesita también que el sector de lectores crezca. No basta con hacer crecer la industria si los lectores siguen siendo minoría.










sábado, 21 de febrero de 2009

De lo analógico a lo digital



Hace días, para una tarea, tuve que remontarme a mi primer acercamiento con una computadora. Sonrojada recordé mi loca renuencia, ¡no puedo creer que en algún momento haya podido pensar que no me sería útil! Si en aquel entonces hubiera leído sobre la trascendencia que lo digital, en general, tiene, no sólo en mi vida, sino en la de millones, no lo habría creido.

Pues bien, hoy día, basta con leer un texto como el de Daniel Cassany para confirmar y revalorar las modificaciones que se están desarrollando en diferentes ámbitos, gracias a lo digital. El autor titula su artículo De lo analógico a lo digital, sin embargo, no es que estemos dejando atrás las formas de comunicación analógicas para dar paso a las de carácter digital, más bien presenciamos una nueva expansión de las formas comunicativas del hombre.

Es bueno analizar y comparar ambas formas (tal como lo hace Cassany): analógico y digital, para conocer cómo podemos complementarlas más que contraponerlas.

Si bien es cierto lo que el autor asegura acerca de que en países desarrollados, el soporte analógico sigue manteniéndose vivo en su recepción (papel, libro, revista) pese a que cada vez más proliferacion las publicaciones en linea, soy una entera optimista de que lo analógico no desaparecerá jamás.

El autor expone algunos cambios que son evidentes, respecto a la escritura, centrándose en tres campos:el pragmático, el discursivo y el procesual.

Dentro del plano pragmático, se encuentran varias ventajas, si se les desea llamar asi, de la comunicación por un medio digital respecto de uno analógico. Así,tenemos que pueden formarse comunidades virtuales que permiten entablar relación con personas de diferentes culturas y de lugares lejanos, las fronteras geográficas y culturales se rompen. Además tiene un costo bajo e implica cierto beneficio ecológico, ya que no se necesita talar árboles para utilizar papel.

En lo digital tenemos que, se rompe con la linealidad, organizando el texto hipertextualmente, es decir, al momento de encontrarnos leyendo cierto texto en internet, éste tiene referencias, vínculos o links que nos llevan a otra página relacionada con lo que inicialmente leíamos. Aunque muchos han advertido esta característica como un tanto peligrosa porque se puede perder el objetivo que se tenía en un principio y terminar perdido en un mar de información, también es justo ver las ventajas que esta modalidad ofrece, ya que ahorramos tiempo en ir a bibliotecas, consultar diccionarios, periódicos, revistas, testimonios, etc.

Otra característica del plano discursivo es la creación de nuevos géneros como el chat, los sitios web y el e-mail, que a su vez generan nuevas formas de escribir, nuevas formas de abreviar, por ejemplo: Re: por respuesta en el descriptor temático o pixs por pictures o fotos.

Respecto al proceso de composición, es destacable la utilidad que las herramientas de correción ortográfica, de redacción, de sinónimos tienen para quien escribe. La escritura analógica no tiene tantas facilidades, en cambio con la analógica el autor puede centrarse mucho más en el contenido que en la forma de su texto.

Por último, el autor resalta la importancia que en la educación, dentro de las escuelas, debería tener este cambio en nuestra forma de comunicarnos mediante la escritura.

Me parece muy acertada la visión del autor, es realmente impresionante el ritmo acelerado con que la escritura digital está cambiando nuestra forma de comunicarnos, yo misma, no envio una carta desde que iba en la primaria, y si me preguntan por qué sin duda haré referencia a las ventajas que la comunicación vía internet me brinda.

No hay duda, el bajo coste, la inmediatez, la capacidad de conjuntar audio, texto y video, ¡bueno! razones sobran. Y desde luego coincido con la aseveración del autor acerca de que la educación debe tomar en cuenta este proceso, deberían impartirse clases donde los niños y jóvenes aprendan sobre la escritura digital porque el mundo así lo exige, pero siempre haciendo hincapié en la complementariedad de ambos soportes: analógico y digital, no por nada Nestor Canclini habla de conectados y desconectados. Si nos quedaramso tan sólo con la comunicación analógica sin duda estariamos desconectados.








domingo, 15 de febrero de 2009

¿Podríamos dejar de ser un animal simbólico?


Sin duda el hombre ha seguido evolucionando, los nuevos procesos que se han ido desarrollando lo han cambiando, se ha adaptado y acostumbrado a nuevas formas de producir y de vivir. Sin embargo, Giovanni Sartori, en su libro Homo Videns, la sociedad teledirigida plantea una tesis un tanto apocalíptica respecto de la evolución del hombre, donde éste pasa de ser homo sapiens, un animal simbólico a un homo videns, que se rige más por el contexto visual que por el contexto de la palabra, todo esto debido a su exagerada exposición al televisor.

Sartori parte de la idea de Ernst Cassirer del animal simbólico. El hombre se distingue de otros animales por su capacidad de comunicarse mediante símbolos. El lenguaje es la mejor prueba de ello, es un sistema articulado de sonidos y signos, pero no sólo esto, como sabemos, abarca todas las formas de vida cultural.

Es así, como el hombre, siendo un animal simbólico ha desarrollado, de acuerdo a los requerimientos de las distintas épocas nuevas formas de comunicarse, surgiendo así la imprenta de Gutemberg, posteriormente los periódicos y a partir del siglo XIX una serie de aportaciones tecnológicas que nos brindaron el telégrafo, el teléfono y la radio, todos ellos aparatos que acortaron las distancias y que implican comunicación ling
üística.


La ruptura, como lo llama Sartori, se da con la llegada de la televisión, donde el ver prevalece sobre el hecho de hablar y yo aquí agregaría, pero no sobre el hecho de pensar. Debido a esto, el autor concluye que el televidente es más un animal vidente que simbólico.

Si bien es cierto que, con la llegada de la televisión se cambiaron las formas de comunicación puramente habladas y escritas, que mediante las imagenes proporcionadas en la televisión, la sociedad se ha acostumbrado a su atractivo formato audiovisual y que, como bien menciona el autor, ahora los niños pasan horas frente al televisor antes de aprender a leer y escribir, ¿no es también cierto que la televisión es igualmente un sistema de transmisión de símbolos?

Todos los nuevos inventos que han irrumpido en determinado tiempo han tenido sus detractores y también quienes los apoyan y analtecen en aras del avance. Lo cierto es que todos los inventos, incluyendo la televisión tienen sus pros y contras, todo depende del uso que se les de.

Por otro lado, no se pueden ignorar estudios de especialistas que nos hablan de
telecracia, telebasura, iconocracia o incluso el trabajo de Gustavo Martínez Pandiani, quien nos habla de un homo zapping. No obstante, todas estas definiciones tienen una larga explicación que se responde vinculándola con relaciones de poder, interéses y (como mencione anteriormente) con el uso que cada individuo hace de la televisión.


Es cierto, nuetra sociedad está acostumbrada a las imágenes. Las vemos no sólo en la televisión, sino en el ordenador, y aun antes de que existiese la televisión existían postales, carteles, pinturas, fotografías y cine, por eso me llama la atención que Sartori vea a la televisión como el primer elemento que introdujo la imagen y demoniácamente quizo desaparecer al libro.

En ese caso, habría que seguir pensando que la publicidad hace lo que quiere con las mentes de quienes son expuestos a ésta.

Me parece un tanto absurda la tesis de Sartori porque, además, las imágenes que vemos en televisión o en cualquier otro medio no aparecen desproporcionadas de un contexto. Y sobre todo existen programas destinados a sectores, así como hay caricaturas para niños, existen noticiarios para otro sector y programas de entretenimiento para otro.

La televisión no puede ser vista como un ente que está metamorfoseando nuestra calidad de animales simbólicos. El hecho de que nuestra sociedad la haya adoptado casi como otro miembro de la familia no puede dar pie a pensar que puede transformarnos a tal grado, porque no es nuestro único referente, jamás se sustiturá al lenguaje hablado con nada, ni al lenguaje escrito, y aunque seamos una sociedad de pocos lectores, es bien sabido que es una consecuencia multifactorial.

Así mismo, que no veamos en la televisión ventajas, se debe a que gobiernos y sociedades no sabemos darle un uso adecuado, y si lo que se necesita es que nuestros niños no crezcan frente al televisor, antes de aprender a leer y escribir, sabemos perfectamente que ese es un problema de educación. No culpemos a la televisión.






sábado, 14 de febrero de 2009

Sobre un elogio innecesario de los libros y una crítica que nunca estará de más


Siempre hará falta que alguien o algo nos refresque la importancia que la lectura tiene y también la que no tiene (y para quién no la tiene), mucho más en épocas recientes, donde cualquier aspecto debe analizarse desde la lógica de la globalización.

Me refiero a "la importancia que no tiene", porque partiendo de aquí, pueden precisarse algunos de los factores que Carlos Monsiváis resalta en su texto Elogio (innecesario) de los libros que, por reconocerse como factores suceptibles de criticarse y denunciarse, validan mucho más un elogio de los libros.

La preocupación por el paupérrimo hábito de lectura entre los mexicanos, siempre ha estado presente en los ámbitos intelectuales y académicos, y tambien ha estado presente entre los gobernates ¿no es asi? Sin embargo, las condiciones siguen siendo las mismas.

Monsiváis maneja tres ejes principales, sobre los que se cimenta la problemática de la falta de lectura: el primero y por autonomasia, es la falta del hábito inculcado desde la niñez, desde la familia, desde la misma sociedad.

El segundo se refiere a la falta de apoyo y políticas públicas por parte del gobierno federal, debido a un problema que podria atribuírsele al primer factor: los mismos gobernantes están alejados de la lectura, porque ni siquiera cuentan con tiempo. Este despego de la lectura se ha traducido en al falta de medidas proteccionistas.

El tercer factor es la educación impartida en las escuelas, donde imperan métodos obsoletos de enseñanza conjuntados con otras muchas razones como la falta de capacitación de los profesores o los alumnos que desertan para entrar a trabajar.

También está la otra cara de la moneda, es decir, aquellos alumnos de escuelas privadas. Si bien los altos costos de los libros son una limitante para estudiantes de escuelas públicas, quienes se supone no pueden costear la colegiatura de institutos caros, entonces ¿por qué los estudiantes de escuelas privadas no leen más?

Es aquí donde se reconoce la importancia de los tres factores antes mencionados. Cabe aclarar antes de continuar que, poner solucion a cualquiera de estos tres factores por separado no bastaría para tener un país de lectores, se necesitan soluciones conjuntas.

Ahora quiero ahondar sobre otras razones, que atienden más a (como mencionaba en el primer párrafo) consecuencias de los procesos de la globalización.

Sí se lee...

Punto y aparte de la minoría lectora, de aquella que ve en la lectura ,citando a Monsiváis, "el ingreso a la racionalidad, la fantasía, la grandeza de los idiomas, el don de extraer universos de la combinación de palabras", existen aquellos asiduos lectores de bestsellers y libros de superación personal.

Es así como libros como el Código Da Vinci o ¿Por qué los hombres aman a las cabronas? se convierten en los libros más vendidos, convirtiendose en parte de las industrias culturales estadounidenses que gustosas imponen el consumo de libros de dicho corte.

De igual manera, es preocupante la situación de las industrias editoriales, ya que de alguna forma existe un monopolio de algunas editoriales absorbiendo a los escritores más prestigiosos y eliminando la competencia de pequeñas editoriales que no tienen mayor remedio que el de adherirse a grandes holdings.

Hay un elemento protagonista de nuestras vidas, que para mucho sería terrible prescindir de él. Me refiero a internet. Monsiváis no le da mayor importancia en su texto, pero considero que aunado a las grandes dosis televisivas, ha alejado también a las personas de los libros y de un hábito de lectura menos abrumador, ya que se lee mucho navegando en internet pero es un ejercicio fragmentario, como el propio Monsiváis lo llama.

A manera de conclusión

Respecto a la interrogante que plantea el autor acerca de que si la lectura humaniza, debo responder que no. El más docto en un tema gracias a su hábito como lector no lo hace superior al albañil que jamás tuvo o tendrá la oportunidad de "cultivarse", y el mismo autor lo explica elocuentemente, parafranséandolo, dice que, leer no consiste en la superioridad con respeto a otros si no en el cambio interno, en la certeza de que uno al leer ha sido mejor que de costumbre.